Personajes Ilustres de Santa Cruz: Imeldo Serís


Foto: Retrato Imeldo Serís. Museo Municipal de Bellas Artes

Imeldo Serís-Granier y Blanco (Santa Cruz de Tenerife, 1848 – Madrid, 1904), séptimo marqués de Villasegura, teniente de Navío en la Real Armada, diputado a las Cortes por Tenerife y senador del Reino por la provincia de Canarias, jefe de la Casa de Su Majestad la Reina Doña Isabel II, secretario particular y gentilhombre de Cámara.

El 29 de agosto de 1848 nació en Santa cruz de Tenerife Imeldo Serís-Granier. Su padre era don Domingo Serís-Granier, Teniente de Navío, catedrático y director de la Escuela profesional de Náutica de Tenerife.

Imeldo salió de Canarias a finales del año 1861, en el ‘Místico Buen Mozo’, para emprender su carrera de Oficial de Marina e ingresó en el Colegio Naval en 1864, adquiriendo la graduación de teniente de Navío de la Real Armada.

Estuvo en Cuba, donde participó en la ‘Guerra de los Diez Años’ y obtuvo numerosas distinciones, como el título de Marqués de Villasegura, rehabilitado a su favor el 15 de noviembre de 1883.
Tras su participación en la ‘Guerra de los Diez Años’ y después de consagrar 25 años en la Armada española, se introdujo en los círculos aristocráticos afines a la Corte en el exilio y desempeñó varios cargos como diputado a las Cortes por Tenerife y senador del reino por la provincia de Canarias. También fue jefe de la casa de Su Majestad la Reina Doña Isabel II, en la que acabó ocupando el cargo de secretario particular bajo la condición de gentilhombre de cámara, cargo nombrado por S.M. el Rey Alfonso XII.

Fueron controvertidas sus intervenciones en el Senado. Siempre fiel a su patria y al amor que profesaba a la isla en que nació, Serís pidió al Senado medidas para la defensa de Canarias ante cualquier contingencia bélica, llegando a paralizar un artículo en el que se proponía un trueque del Archipiélago Canario por el Peñón de Gibraltar. Asimismo, reivindicó derechos históricos sobre la franja africana como garantía de protección para las islas. También fue notable su defensa a ultranza cuando en 1896 el gobierno español quiso vender en subasta pública el Teide y el resto de terrenos de la cumbre que hoy forman parte del Parque Nacional.

Imeldo Serís falleció repentinamente en Madrid, el 16 de noviembre de 1904, a los 56 años, víctima de una angina de pecho. Su entierro constituyó una gran manifestación de duelo y al mismo acudieron numerosos representantes de la aristocracia, la política, las armas y las letras, así como la colonia canaria residente en Madrid. Sus restos fueron trasladados posteriormente a un mausoleo artístico del cementerio de San Rafael y San Roque de Santa Cruz de Tenerife, hasta su definitivo traslado al Panteón de Hombres Ilustres del cementerio de Santa Lastenia.

Su testamento constituyó una prueba de amor a Tenerife: dejó un legado de 150.000 pesetas “para que se construyese un edificio dedicado a establecimiento de enseñanza” dicho edificio se construyó en la calle 25 de julio y fue sede de la Escuela Náutica y la Escuela Superior de Comercio. El establecimiento fue fruto de su generosidad, y en el hastial del edificio se encuentra un busto en su honor.También donó al Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife diverso mobiliario y documentos, así como suntuosas cantidades de dinero para los más necesitados.

Sin duda, Imeldo Serís fue una de las figuras más relevantes de Canarias, y principalmente de Tenerife. A él debió la isla las primeras carreteras de Candelaria y Granadilla al Médano, el restablecimiento de los juzgados de La Laguna y La Orotava, así como el Colegio de Abogados de Santa Cruz y la instalación del tendido del tranvía con la ciudad de La Laguna y la zona Norte de la isla. También la exención del impuesto a los carbones que suministraban los puertos canarios, aparatos para el alumbrado de los faros de las islas o la concesión a Santa Cruz, por parte de las Cortes, el título de ‘Muy Benéfica’, por el ejemplar comportamiento de sus habitantes durante la epidemia de cólera que asoló la ciudad en 1893.

Los diarios de la época lo calificaban de modesto, laborioso y afable amigo, cariñoso y perfecto caballero, un hombre que llegó al puesto que ocupaba en la política y en la sociedad madrileña, a merced  de su propio esfuerzo, su trabajo y honradez.



Foto: Revista Gente Nueva. Biblioteca Municipal

Pese a que muy joven salió de su isla, dedicó por entero su actividad e influencia en engrandecer  la tierra en donde nació. En más de una ocasión, sintetizó su pensamiento con la frase “Todo por y para Tenerife”. Su fallecimiento produjo un duelo generalizado en la isla del que sin duda fue uno de los hombres más influyentes que ha tenido Tenerife.

Distinciones y Condecoraciones:
-La Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de San Miguel de Baviera.
-La Gran Cruz de la Real y Militar Orden de Nuestro Señor Jesucristo de Portugal.
-La Cruz de Segunda Clase con Estrella de la Corona de Prusia.
- Comendador de la Legión de Honor de Francia.
-La Gran Cruz del Sol Naciente de Persia.



Calle Imeldo Serís. Años 20


Fuentes:
-Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife
-Biblioteca Municipal Santa Cruz de Tenerife
-Eldigitaldecanarias.es

-Blog Rafel Cedrés Jorge (http://www.cedres.info/)

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